En la
rotonda los dueños del mundo son los perros
Hay dos gigantes
que no meten miedo
Un tercero
que ayuda con las motos y un cuarto
De
peluche sucio de color indefinido
paradito entre el yuyal
Como una
joda o la muela terrible del infierno
Yo no sé,
pero de todos cuando paso
Es el cuarto
mi terror y mi aviso nocturno
De que las
cosas hagas lo que hagas siempre serán una advertencia
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