viernes, 3 de abril de 2015

Cuando la cumbia duerme


 

 

Por la mañana no hay cumbias

Hay pajaritos del domingo que aún está soñando

A eso de las diez empieza. Primero tras el gallo

 

Ahí en un rectángulo que no se puede detectar

Entonces como movidos por un gesto en el aire

Empiezan a sonar a discreción, fuego abierto y graneado

Heridas de una guerra fría bajo el sol ardiente

Masas óseas, cartulinas, cabecitas de diablos, bailarinas envenenadas

Toda esa cumbia de la tierra

Ya aparecida desde la garganta del domingo y el velorio

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